jueves, 21 de octubre de 2010
A mi abuela
En diciembre ya hará tres años que te fuiste y últimamente me sorprendo hablando mucho de tí, pensando mucho en tí e incluso soñando contigo. A veces pienso que quieres decirme algo, pero de momento sigo sin comprenderlo.
Aunque teníamos nuestros roces, y eran bastantes, sabes que te quería, a mí manera, pero te quería... eras mi abuela, ¿cómo no te iba a querer? Eras la que nos dejaba pica-pica bajo la almohada, la que nos hacía bocadillos calientes, la que nos pegaba un grito y nos cuadraba a todos (y mira que éramos un montón), la que se podía pasar la tarde jugando al ping pong sólo para que tus nietos no se pensaran que te habías hecho "mayor" y habías perdido agilidad, y menudas palizas les dabas (sí, no me incluyo porque a mí era muy fácil ganarme y ya ni lo intentaba), eras la "señora mayor del pelo blanco, blanco" que siempre estaba tan morena, eras... eras mi Àvia de Tarragona.
Te fuiste, apagando como una vela, lentamente. Fué duro ver como te ibas consumiendo, pero tú te aferrabas a la vida tanto como pudiste. Nos diste algún que otro susto antes de que te llegara el momento, recuerdo estar embarazada de A y tenerte en el hospital. En ese momento no creí ni que lo llegaras a conocer, y afortunadamente me equivoqué, porque aunque sólo fuera un año y casi nueve meses, pudiste conocerle. Recuerdo cuando nació que viniste corriendo a verlo al hospital, y eso que estabas a una hora de distancia, pero viniste corriendo.
A veces le hablo a A de ti, porque él no te recuerda. Y mira al cielo y te habla, y a mí se me esboza una sonrisa, y pienso que ahí donde estés, tú le estarás viendo.
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Me encuentro releyendo una y otra vez el primer párrafo, pienso como tú. Abre mucho el corazón :)
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